Ley Celaá, la polémica está servida

La Ley Celáa afecta a todos los colegios

A finales de noviembre salía adelante en el Congreso el proyecto para modificar la Ley Orgánica de Educación de 2006, denominado LOMLOE o Ley Celaá. Si se aprobara en el Senado, sería la octava ley educativa de la democracia. Y la traemos a colación porque, desde que se dio a conocer en marzo de este año, ha tenido más detractores —entre los que me incluyo— que seguidores.

La polémica se ha desatado entre algunas fuerzas políticas y sectores sociales, que centran su crítica en dos aspectos. Uno es el hecho de que se reste peso a los centros concertados frente a los públicos. Y el segundo, que se elimine el castellano como lengua principal en las comunidades con lengua cooficial. En relación con esto último, la LOMLOE coloca en el mismo plano de importancia el castellano y las lenguas cooficiales, otorgándoles a ambas la consideración de lenguas vehiculares.

Colegios concertados diferenciados, a extinguir

Y en cuanto a los centros concertados, hay varias cosas que les afectan de pleno, como es la supresión de la demanda social. Este criterio les permitía crear más plazas aunque hubiera vacantes en los públicos si las familias lo solicitaban. O también el hecho de que para obtener o mantener la condición de concierto ahora se da prioridad a los centros que apliquen el principio de coeducación, y no separen a los alumnos por su género. Es decir, que los colegios concertados diferenciados, en los que los alumnos son de un mismo género, desaparecen.

Por otra parte, la nueva ley le hace un flaco favor a la educación especial argumentando el mayor beneficio que supone para los escolares afectados la educación inclusiva.

 

La Ley Celaa es la octava ley educativa de la democracia

Asignatura de religión: ni obligatoria ni puntúa

Pero, más allá de estas cuestiones que tanto debate suscitan, la LOMLOE indica que la asignatura de religión no computa para obtener becas ni para la selectividad. Además, si bien se seguirá ofertando, los alumnos no estarán obligados a cursarla ni a elegir una asignatura similar en caso de que no quieran estudiarla.

¡Qué diferente todo ello de los colegios irlandeses, ingleses o australianos, por poner algunos ejemplos! En Irlanda la educación pública y concertada es católica, es decir, incluye la asignatura de religión. En cambio son los privados los que no la ofrecen como obligatoria. Por su parte, en Inglaterra la educación pública, que es gratuita como aquí, presenta dos opciones a la hora de estudiar religión: o bien católica o bien protestante. Y lo mismo ocurre en la escuela privada. Tener libertad de elección es socialmente mas enriquecedor. Y si no, fíjate cómo pasó su año académico esta adolescente en Irlanda.

Finalmente, en Australia, si quieres una educación religiosa para tus hijos, tienes que ir a centros privados. Aunque en este caso sus precios son bastante asequibles, comparables al de los concertados aquí.

Es evidente que con tantos cambios en la educación maquinados por el gobierno de turno, al final quienes más los sufren son nuestros hijos. En mi opinión, no son más que movimientos políticos que no aportan nada de valor añadido a la educación.

¿Qué opináis vosotros? ¿Estáis de acuerdo con la Ley Celaá? ¿Creéis que es positiva para la formación de vuestros hijos?

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